Hola de nuevo
No me da la vida. No porque esté derrotada, cansada, agotada y acalorada (o todo ese compendio de palabras acabadas en -ada que ahora te convierten en un hada, por el meme ese de redes), que también. Es que tengo la vida llena de cosas y yo no soy infinita. Así que todos los euros que me llevo años gastando en terapia con Sara, mi psicóloga, para aprender a pronunciar el monosílabo ‘no’ están por fin cobrando sentido. Y ojo, no es que le haya dicho que no a alguien o a algo. Es que me lo he dicho a mí misma. No, Marta, no tienes tiempo para hacer la lasaña que tan bien cocinas, pero si compras una ensalada de esas ya hechas del super para mañana, no sólo no pasa nada, es que podrás bordar un ratito y sentarte en el sofá a no hacer nada media hora. No, Marta, si tener que escribir la newsletter te va a impedir quedar con esa persona con la que tanto te apetecía, a tomar una horchata, no pasa nada si no la envías esta semana. Nadie te lo va a echar en cara, aunque te hayas comprometido. No, Marta, si no te da tiempo material a hacer un proyecto de bordado que te hace mucha ilusión, pero que se come todo tu tiempo libre de tres semanas completas, no lo hagas, que ya saldrá otra oportunidad. Y si no sale, no era para ti.
Esa lleva siendo mi vida en las últimas semanas. He soltado lastre. Quizá fruto de la última etapa de ansiedad que he pasado este año. Pero lo cierto es que no me da la vida para todo (aunque sí para mucho) y he descubierto que no pasa nada. Eso sí, las cosas en las que ando metida las estoy haciendo a conciencia, disfrutándolas, dedicándoles tiempo y cariño que es lo que se merecen esas ellas y yo misma. Ahora mismo llevo mil cosas en danza, que diría mi abuelo, pero de repente un día encajaré todas las piezas, las terminaré y sentiré alegría. El esfuerzo habrá valido la pena, aunque por el camino, estoy teniendo que decir que no a casi todo. para poder disfrutar del trayecto. Que es tanto como decir sí a estar bien.
Así que este verano pararé estas cartas hasta que lo considere necesario. Quizá unas pocas semanas. Quizá algunas más. No me quiero poner plazos. Otros años sólo la he detenido en vacaciones. Pero esta vez prefiero hacer las cosas bien, que para algo ahora soy dueña de estos textos y de sus tiempos. Dedicaré el tiempo y la energía a algunas cosas que ahora necesito disfrutar. Pero sobre todo, a frenar un poco el ritmo. Sólo así se generan ideas nuevas. Volveré en otoño. O quizá antes si tengo la necesidad de contar algo que me apetezca. Mientras, estaré viviendo. Tratando de tomar algunas decisiones y siendo consciente de que estoy de camino a algunas metas que hace poco ni imaginaba. Así que no, Marta, no pasa nada si este verano no inventas algo ocurrente para tu newsletter. Seguro que los capturadores te estarán esperando cuando puedas volver. Ya verás cuándo les cuentes lo que tramas…
Feliz verano, personas. Sed muy felices si la calorina os lo permite.
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Gracias por leerme
Marta
¡Feliz verano! Disfruta mucho de todo el tiempo y la energía recopilada gracias a haber dicho que no ✨
Estaremos al otro lado cuando vuelvas. Feliz verano.