Hola capturadores (Qué ganas tenía de poder volver a decir esto)
El otro día pasé por la puerta de un Tiger y una fuerza invisible me empujó hacia el interior. No es la primera vez que me pasa, la verdad. Aún no sé cómo pudo ocurrir, porque estoy en gasto casi cero. Pero, sin darme cuenta, en un momento tenía enganchado a mi mano un trapo precioso, con un estampado de cuadritos vichy en tonos pastel que ni siquiera me pega con los colores de mi cocina. Monísimo, de esos que te transportan a la cocina de tu abuela con solo mirarlo. Aunque yo juraría que la mía nunca tuvo uno de esos. Ella era más de aquellos que llevaban impreso el día de la semana. El caso es que me gasté tres euros en el paño y me fui tan contenta a mi casa con semejante ganga que no necesitaba.
Al llegar a casa lo extendí sobre la mesa y me di cuenta de dos cosas. Lo primero, es que era enorme para ser un simple trapo. Y lo segundo es que aunque era chulo, le faltaba algo. Últimamente me pasa con casi todo. Las cosas sólo me interesan si tienen alma. Si hay algo más. Así que sin darle demasiadas vueltas al asunto saqué el boli y le dibujé tres o cuatro cosas bajo un título: La cocina de Marta y Gorka. Al momento, elegí color, le puse un bastidor y me puse a bordarlo. Nada del otro mundo. Puntadas de punto atrás para dar vida a algunos de los cachivaches que más usamos. La kitchen aid de Gorka, mi cocotte, cuchillo y tenedor y alguna taza bonita. De sonido de fondo, una serie de la islas del norte de Escocia que estoy viendo y horas de tranquilidad por delante.
En un par de días de cosido a ratos, el trapo de tres euros de Tiger es ahora un paño de cocina precioso y único. El valor se ha multiplicado por ni se sabe. Es lo que tiene haberle dedicado algo de mi tiempo y de mi cariño. Para muchos seguirá siendo un simple trozo de tela de una tienda de regalos. Para nosotros, es ahora algo valioso. Algo que sólo tenemos nosotros.
El colmo es que ahora nos da pena usarlo. Como sucede con todas las cosas especiales. Pero si os soy sincera, después de unos meses algo perdida, lo que a mí ahora me pide el cuerpo es usar a diario todos los objetos “especiales” que tengo en casa. Muchos, con una historia detrás. Otros, que he hecho yo misma o que he tuneado. Nunca habrá una oportunidad mejor que hoy para tomarte la tostada del desayuno en un plato bonito. Ni para beberte el café en esa taza que tienes encerrada en una vitrina. Con el trapo nos secaremos las manos, claro que sí. Pero será un paño especial. Porque sólo lo tenemos nosotros. Porque ahora es algo valioso.
Quizá a ti también te gustaría tener uno…
Cuarto de maravillas
En esta nueva etapa he abierto un cuarto de maravillas. Una de esas habitaciones en las que los ricos de la época almacenaban y exhibían los objetos más valiosos traídos de sus viajes. Una de sus funciones era la de enseñar el mundo a quienes no tenían opción de verlo con sus propios ojos. No soy tan pretenciosa, la verdad, pero a estas alturas acumulo algunos trastos que no me quiero guardar sólo para mí.
Este mes de abril se cumplirán 14 años desde la boda real de Guillermo de Inglaterra y Kate Midleton. En aquella época yo vivía en Inglaterra y aunque no me pilló la boda, sí algunos de los preparativos. Los ingleses son los reyes del merchandising. Y algún iluminado editó esta serie de tazas para conmemorar el enlace. Con el pequeño detalle de que la foto del príncipe Guillermo (Will para los amigos) no era la suya, sino la de su hermano, Harry. La taza la acabaron retirando y, como sucede casi siempre, se acabó convirtiendo en una rareza valiosa. Los millones de tazas acertadas acabarían en un almacén. Donde acabarán los trapos de cuadritos de Tiger. Mi taza rara está guardada en una vitrina de mi casa, como la maravilla que es. Lo mismo pasa con mi trapo.
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Gracias por leerme
Marta
Que bien escribes Marta. Da gusto encontrarte de nuevo. Yo también he decidido usar todo lo "especial" e ir retirando de uso aquello que no me dice "nada".
Un saludo afectuoso y somos muy fans tuyos en la familia.
Ya te tengo capturada otra vez ❤️
Te echaba de menos 🥹