Cocinar algo que te han regalado
De cómo unas verduras me alegraron la semana (y qué hice con ellas)
Hola capturadores
Quienes ya me conocéis un poco sabéis que me encantan las casualidades. Si no, os enteráis ahora. Me pasa como a Ana y a Oto (los protagonistas de Los amantes del círculo polar), que yo también podría contar mi vida uniendo algunas coincidencias. Pero la del otro día fue de las curiosas.
Ese día llegué al trabajo a rastras. La tarde de antes había publicado en Instagram una imagen de un plato de guisantes que Gorka y yo nos habíamos comido el fin de semana en un restaurante de Valencia que nos gusta mucho. Allí, en la barra de Barbaric, porque nosotros somos muy de barras, compartimos cuatro o cinco platos en los que, sin darnos cuenta, no apareció ni un gramo de carne. Nos pasa mucho esto últimamente. Que sin querer, las verduras han ido ganando terreno en el plato a los filetes como plato principal. Total, que esos guisantes con holandesa ahumada nos encantaron. Al rato me escribió Asier, el agricultor que está detrás de muchas de las despensas verdes de algunos restaurantes que están haciendo el mismo camino que estamos recorriendo en mi casa. Me contó un pequeño secreto maravilloso de ese ingrediente, sin más intención que la de agradecerme que le hubiera prestado atención a ese plato de guisantes. Ahí acabó la charla.
Horas después me escribió Alicia, una especie de hada madrina gastronómica que algunos tenemos la suerte de tener, y encargada de otra de las barras que más frecuento, la de Bar X. El tercer vértice del triángulo de la casualidad. Me pidió una dirección a la que enviarme una cosa. Había visto también el post de los guisantes y los identificó enseguida. Sabía de qué huerto habían salido. A la mañana siguiente tenía una caja con 13 tipos de verdura diferentes, recién cogidas del huerto. Ambos se habían conjurado para alegrarme el día con alcachofas, zanahorias moradas, acelgas de colores o guisantes tiernos. Lo que cambian las cosas para que unas cajas de verduras se conviertan en tu mayor alegría de la semana. Una joya de las de verdad, si me preguntas.
Después de dar las gracias a los dos me puse a pensar, que es algo que hago mucho últimamente. Tengo la imaginación que vuela. Esas verduras no podían acabar en un sofrito o en el relleno de una lasaña. Siempre que alguien te da lo mejor que tiene, lo justo es ponerle cariño al asunto. Me pasa mucho cuando yo misma he cocinado y el proceso completo me ha llevado tiempo. O cuando he dedicado tiempo en ir a buscar un ingrediente para cocinar algo específico. La responsabilidad te puede en esas circunstancias.
Así que empecé a maquinar, con el tiempo en contra que tener un montón de verduras y ser sólo dos personas en casa. He ido anotando qué he hecho con cada una de las hortalizas y setas para intentar convencerte de que merecen un hueco en nuestros platos, al margen de ser una guarnición. Si tratas a alguna de estas verduras como lo harías con un entrecot o una lubina (que valen un dinero) sabiendo, además, que se han cultivado cerca de tu casa, con cariño, les darás otra posición en tu nevera y en tu mesa. Seguro que hay algún agricultor cerca que te puede hacer un surtido. Si no, acude a una frutería cerca de tu casa y hazte con algo de lo que te cuento, que está en temporada. Si alguna de las cosas que te voy a detallar, de repente, te apetece, dímelo y te cuento con más detalle cómo lo he hecho. He tardado poco, he manchado menos y he disfrutado mucho.









🍠 Boniato morado. Pelado y cortado en bastones, aceite, sal, pimienta y copos de chile, asado en air fryer como unas patatas fritas.
🥕 Zanahorias moradas y naranjas. Comidas como un calçot. Bien lavadas y sin pelar, asadas al horno ligeramente, mojadas en una salsa de yogur natural, limón, pimentón y sal.
🍄🟫 Rebozuelos y portobello. Salteados a la plancha con salvia y ajo, para acompañar un huevo a la plancha y unas patatas asadas.
🍅 Tomates cherry. Simplemente lavados y aliñados con aceite y sal. Me suele gustar asarlos con orégano y usarlos como acompañamiento.
🫛 Guisantes frescos. Comidos como edamames. Escaldo las vainas durante unos segundos en agua hirviendo y dejo enfriar. Aliño con aceite, sal y sichimi togarashi. Otra parte de los guisantes los pelo, los blanqueo en agua hirviendo y los congelo. Sus vainas las hiervo durante unos minutos y las trituro con aceite de oliva. Cuelo el líquido y lo conservo en bolsas de cubitos de hielo. Con un par de esos cubitos de aceite verde de vainas hago pasta la masa de una pasta fresca.
Espárragos. Salteados a fuego fuerte, aderezados con sal y pimienta.
Puerros. Como nigiris. Cocinados en una bolsa de vacío y pasados por la plancha. Si no, puedes asarlos o cocerlos. Los remato con una holandesa con un toque de vinagre de arroz (mantequilla, yema de huevo y vinagre de arroz). Increíbles.
🥬 Acelgas de colores. Salteadas a fuego fuerte. Utilizo después su propio vapor para cocer un arroz basmati a fuego bajo. Lo acabo con un poquito de queso feta, piel de limón, sal y pimienta.
Alcachofas. Cocidas primero unos minutos y a la plancha fuerte, laminadas, después.
🧅 Cebolletas moradas. Salteadas y cocinadas en tortilla. Una cena buenísima.
Setas Shiitake: salteadas con mantequilla tostada y con unos tallarines con parmesano rallado.
Como ves, cocinar verduras tampoco es tan complicado. Ni tiene por qué ser aburrido. Pero es lo mínimo que podía hacer con semejante tesoro de la huerta.
Cuarto de maravillas
Esta caja de música lleva conmigo desde que tengo recuerdos. De pequeña la utilizaba como caja de tesoros, para guardar las cosas que de niña te parecen importantes. Una pegatina, un anillo de plástico, un cromo…una nota que te ha dejado un niño en el pupitre…las entradas de un concierto. Antes, me molestaba que sonara al abrirla. Ahora, de vez en cuando le doy cuerda para que suene y la bailarina, que lleva tantos años acompañándome, siga bailando.
El tablón de anuncios
📚 Una de mis personas favoritas del mundo, mi amigo Vicent Molins, presenta su último libro ‘Ciudad Clickbait’ (Barlin) en el Colegio de Arquitectos de Valencia, el miércoles. Sólo con que vivas en el mundo, tengas ojos en la cara y hayas hecho algún viaje en tu vida, deberías leerlo. Pero si encima quieres comentarlo, a Molins no se le ha ocurrido que actuemos los dos en directo el mismo Día del libro, cual Paco Umbral y Mercedes Milá. Sólo que él no necesitará recordarme que allí estamos para hablar de su libro. Si te apetece venir a escucharlo, te puedes apuntar aquí, que ahora ya alargan los días y a las 19:00 hace bueno.
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Marta
Si Marta Hortelano no existiera el mundo sería muy triste y aburrido
Lo que me costaban de pequeña y lo que me encantan ahora, no hay día que no se coma verdura en casa. Y cuando es de huerto cercano es ❤️.